Un estudio realizado por investigadores del CIBERFES, la UPNA, el Hospital Universitario de Navarra y el centro Navarrabiomed, concluye que “un programa de ejercicio físico individualizado, realizado durante tan solo 3 días, atenúa la discapacidad asociada con la hospitalización en personas mayores de 75 años” La investigación ha sido coordinada por Nicolás Martínez-Velilla y Mikel Izquierdo, investigadores del CIBERFES y Navarrabiomed —el centro de investigación biomédica del Gobierno de Navarra y la Universidad Pública de Navarra— y los resultados acaban de ser publicados en la revista de la Asociación Médica Estadounidense Journal of the American Medical Association.
Los adultos mayores son particularmente propensos a los riesgos de hospitalización, incluido el alto riesgo de deterioro funcional y cognitivo. Un año después del alta, más de la mitad de los pacientes geriátricos hospitalizados no recuperan sus niveles funcionales previos al ingreso, lo que se asocia con un mayor riesgo de ingreso a un hogar de ancianos y muerte.
Este estudio verifica anteriores resultados, donde se mostraba que un programa de ejercicio físico multicomponente, durante un periodo de ingreso hospitalario, puede ser muy eficaz en ese tipo de pacientes para evitar la disminución en la capacidad de realizar actividades de la vida diaria. También mejoraron otros aspectos como el estado cognitivo y la calidad de vida.
Según explican los autores, estos resultados abren la posibilidad de que las unidades de hospitalización médica cambien su paradigma tradicional, centrado habitualmente en la enfermedad, a otro que reconozca el estado funcional de la persona como un signo clínico que puede verse afectado negativamente por esa hospitalización tradicional (clásicamente basada en el reposo en cama).
Los autores del trabajo son Mikel Izquierdo y Mikel López Sáez de Asteasu, del Departamento de Ciencias de la Salud de la UPNA; Fabricio Zambóm-Ferraresi, investigador de Navarrabiomed junto con Nicolás Martínez-Velilla, que es también jefe del Servicio de Geriatría del Hospital Universitario de Navarra; Pedro Abizanda, jefe del Servicio de Geriatría del Complejo Universitario de Albacete; Javier Gómez-Pavón, jefe del Servicio de Geriatría del Hospital de la Cruz Roja, San José y Santa Adela de Madrid; y María Fiatarone-Singh, de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Sidney, Australia.
Esta investigación ha recibido financiación del Gobierno de Navarra, el Gobierno de España, la Unión Europea, Fundación “la Caixa” y Fundación Caja Navarra.
Las personas participantes en esta investigación realizaron, durante un periodo de 3 días de hospitalización, un programa controlado e individualizado de ejercicios de fuerza, equilibrio y marcha adaptados a sus posibilidades, incluso durante la fase aguda de sus enfermedades. En función del estado de cada participante, se determinó una intensidad de entrenamiento de entre el 30% y el 60% de su capacidad muscular, con la que realizaron ejercicios para las piernas y los brazos. Estas sesiones tenían una duración de veinte minutos, en dos citas diarias (mañana y tarde), durante entre cinco y siete días consecutivos (incluidos fines de semana y festivos), bajo la supervisión individualizada de expertos en el ámbito del ejercicio físico en personas mayores.
El programa de actividad física fue adaptado a partir del programa de entrenamiento VIVIfrail, ya experimentado con éxito en casi un millar de personas con problemas de fragilidad y residentes en siete países europeos. En este estudio, se adecuó siempre a las circunstancias clínicas de cada paciente y “lejos de generar complicaciones en su estado de salud inicial, demostró ser un importante apoyo para la prevención de la fragilidad, un factor de eliminación de complicaciones vinculadas a la estancia pasiva en el hospital y una vía de motivación para superar la enfermedad”, resumen los investigadores Nicolás Martínez-Velilla y Mikel Izquierdo.
“Nuestro estudio —explica el catedrático Mikel Izquierdo— muestra que una intervención de ejercicio físico multicomponente, innovadora e individualizada, que incluye entrenamiento de resistencia de moderada intensidad durante un período muy corto (tres días de promedio), es factible y atenúa la discapacidad asociada con la hospitalización. Esto amplía los hallazgos de estudios previos en los que se evitó una disminución aguda de las actividades de la vida diaria en un grupo similar de adultos mayores hospitalizados”
Los investigadores concluyen que la mejora de las actividades de la vida diaria en pacientes mayores o frágiles requiere un abordaje más intensivo que la mera promoción de la movilidad o levantarse de la cama, y que tanto la cantidad de días de implementación de este programa como la intensidad moderada de los ejercicios son factores importantes a la hora de optimizar los beneficios en adultos mayores hospitalizados.
“A veces —indican—, creemos que las mejoras de las tecnologías o el último e innovador tratamiento pueden aportar todas las soluciones a nuestros problemas, pero no somos conscientes de que la discapacidad generada por la hospitalización puede tener un mayor impacto que la propia enfermedad que causó el ingreso”. En este sentido, reiteran el efecto tan positivo que puede tener el ejercicio físico en la prevención y el tratamiento de las enfermedades.
Artículo de referencia
Martínez-Velilla N, Abizanda P, Gómez-Pavón J, et al. Effect of an Exercise Intervention on Functional Decline in Very Old Patients During Acute Hospitalizations: Results of a Multicenter, Randomized Clinical Trial. JAMA Intern Med. Published online January 18, 2022. doi:10.1001/jamainternmed.2021.7654