Una investigación prospectiva coordinada por la investigadora del CIBEREHD Yamile Zabana -perteneciente al grupo de Maria Esteve en el Hospital Universitari Mutua Terrassa- analiza la incidencia, factores de riesgo ambientales y seguimiento a largo plazo de pacientes con Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII) y COVID-19 en España.
El estudio publicado recientemenete en Journal of Clinical Medicine incluye datos de 482 pacientes con EII de 73 centros de toda España, recogidos en el registro ENEIDA del grupo español de trabajo de enfermedad de Crohn y colitis ulcerosa (GETECCU), que presentaron COVID-19 sintomático durante la primera ola de la pandemia (marzo-julio 2020). Esta publicación es la primera de un proyecto realizado con fondos de una beca competitiva del Instituto Carlos III y del Fondo Europeo de Desarrollo Regional que ha evaluado el impacto de la pandemia por SARS-CoV-2 en los pacientes con EII.
Primera ola de la pandemia: COVID-19 y Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII)
La distribución de los pacientes, que fueron seguidos prospectivamente durante 1 año, siguió la misma tendencia que la población general. Treinta cinco por ciento de pacientes requirieron hospitalización, 7,9% presentaron COVID-19 grave y 3,7% fallecieron.
La evaluación de factores de riesgo de contagio mostró que un 28% de pacientes que se contagió en el medio laboral, y un 48% de los pacientes que se infectó por un contacto intra-domiciliario, a pesar de una buena pauta de aislamiento.
Como factores de riesgo para un mal pronóstico se encontró que tener 60 años o más se asoció a riesgo de muerte o enfermedad grave por COVID-19, mientras que tener 2 o más comorbilidades aumentó el riesgo general de mortalidad.
Ningún fármaco inmunosupresor se asoció a un peor pronóstico y solo el 1% de los pacientes requirieron retirada definitiva de la inmunosupresión después de padecer COVID-19, sin presentar cambios relevantes en la EII al año de seguimiento.
"Este estudio pone en evidencia que la inmunosupresión asociada a los fármacos de la EII no empeora el pronóstico de la COVID-19 respecto de la población general, por lo que no se requiere de un protocolo más estricto de aislamiento en este subgrupo de pacientes" afirma la Dra. Zabala.
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