La terapia cognitivo-conductual es la primera opción para las personas que sufren trastornos de ansiedad. Sin embargo, solo la mitad de los pacientes muestran una mejoría sustancial.
Un equipo internacional, liderado por investigadores del IDIBELL, el IDIBAPS y el CIBERSAM, han descrito que, la activación de las regiones cerebrales encargadas de identificar los estímulos relevantes y evaluar la respuesta fisiológica hacía ellos es un indicador de buen pronóstico de la terapia.
Conocer estos marcadores podría permitir realizar abordajes terapéuticos más personalizados que incrementaran la tasa de éxito.
Los trastornos de ansiedad son el grupo de trastornos mentales más frecuentes, incluyen el trastorno de pánico, de ansiedad generalizada, de ansiedad social o las fobias específicas. La terapia cognitivo-conductual es el tratamiento de elección para este tipo de trastornos, sin embargo, solo la mitad de los pacientes muestran una mejoría importante.
Ahora, un grupo internacional de científicos liderados por los investigadores del CIBERSAM Miquel Àngel Fullana y Joaquim Radua -del grupo de Eduard Vieta y pertenecientes al del Instituto de Investigaciones Biomédicas Agustí Pi y Sunyer-, y Carles Soriano-Mas, -perteneciente al grupo de Jose Manuel Menchón en el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL)-, ha descrito que la activación de dos circuitos neuronales concretos es indicadora de una buena respuesta a la terapia cognitivo-conductual.
Los resultados, publicados en la revista Psychological Medicine, muestran que las personas con una mayor mejoría del trastorno de ansiedad después de la terapia presentan antes del inicio de la terapia una mayor activación de las regiones cerebrales que permiten identificar en el entorno los estímulos altamente relevantes. Es decir, son capaces de distinguir claramente, por ejemplo, entre los estímulos indicadores de un potencial riesgo y lo que no aportan información. Además, estas personas también tienen más activas aquellas regiones cerebrales que les permiten ser conscientes de los efectos fisiológicos que les causan estos estímulos.
Los investigadores apuntan: “Conocer el grado de activación de estas regiones cerebrales antes del inicio de la terapia cognitivo-conductual nos permitirá mejorar el manejo clínico de estos pacientes, ya que podremos predecir la efectividad de la intervención”. Y añaden: “En un futuro, estos marcadores, en combinación con otros, nos han de permitir realizar tratamientos más personalizados y efectivos de los trastornos mentales”.
Para realizar este estudio se revisaron los resultados de análisis de las resonancias magnéticas funcionales del cerebro de casi 450 pacientes con ansiedad, procedentes de 17 estudios previos. Los análisis realizados ahora con estos datos permitieron poner en relación la actividad de diferentes regiones cerebrales durante realización de diferentes tareas con componentes emocionales con la reducción de síntomas de ansiedad después del tratamiento cognitivo-conductual.
Referencia del artículo:
Neural predictors of cognitive-behavior therapy outcome in anxiety-related disorders: a meta-analysis of task-based fMRI studies. Published online by Psychological Medicine (Cambridge University Press): 11 January 2022, pp. 1-9